En Turquía, el 42% de la población urbana viven en tales barrios pobres construidos de noche. Pero no se basta con eso. El estado capitalista no sólo no venció la cuestión de vivienda sino está agravando la situación con nuevos ataques amplios al derecho a la vivienda de los trabajadores. 1 de Agosto 2008 / Boletín Internacional / N° 72 La cuestión de la vivienda es, como ya desde hace principios del desarrollo del capitalismo, todavía un problema ardiente de los trabajadores en muchos países. Empezando con los primeros colonias miserables de trabajadores en Manchester hasta los barrios pobres de hoy en Brasilia, México, la india, Senegal y en Turquía, la clase obrera y las masas trabajadores son condenados a vivir bajo condiciones de miseria. En estos barrios pobres, que crecen cada año por 25-30 millones de habitantes que vienen a vivir allá en el mundo, el hambre, el desempleo, sueldos bajos, posibilidades de educación insuficientes y mala asistencia sanitaria son tan corrientes como problemas de droga y degeneración. Agua, electricidad, basura y la falta de transporte público también causan muchos problemas. En Turquía, el 42% de la población urbana viven en tales barrios pobres construidos de noche. Pero no se basta con eso. El estado capitalista no sólo no venció la cuestión de vivienda sino está agravando la situación con nuevos ataques amplios al derecho a la vivienda de los trabajadores. Uno de estos ataques, que se llevan a cabo por todo el mundo, son las demoliciones de los barrios de los trabajadores y su desalojamiento a un futuro inseguro, que termina en muchos casos en la calle. Con la globalización imperialista, las ciudades entraron en un nuevo proceso de transformación. A un lado, las contradicciones de clase se agudicen en las ciudades más y más y al otro lado la renta del suelo como forma de la plusvalía y las inversiones trayendo lucro en las ciudades han ganado una gran importancia por la burguesía. Los precios de los bienes inmuebles crecen muchísimo y la burguesía trata de sacar tanto beneficio como posible del sector de inmuebles. Los barios de los trabajadores estorban la burguesía y deben ceder ante las casas de apartamentos caros, los centros de comercio y las villas de lujo. En Turquía, este ataque se lleva a cabo bajo el nombre del „ Proyecto de la Transformación Urbana" del gobierno del AKP . En el contexto de este proyecto, está previsto de desalojar 5 millones de gente de sus viviendas, forzarles vivir en la periferia y de trapichear los terrenos a los grandes monopolios. La revista "Nuestro Estembul", publicada por la Coordinación del Pueblo Trabajador contra las Demoliciones de Casas, informó que está planeado de demoler un millón de casas en 25 barrios. La segunda razón por la política de la política de demoliciones es el peligro político, que implican los barrios trabajadores por el régimen. Porque en estos barrios se acumula la furia unida, las organizaciones revolucionarias son arraigadas en muchos barrios desde hace su fundación y las posibilidades y condiciones por levantamientos en los ciudades representan un gran potencial revolucionario. Por esta razón quieren hacer pedazos los centros de los obreros y oprimidos y de expulsarles de los centros de las ciudades. Pero desde hace algunos años hay resistencia en contra las demoliciones en muchas ciudades de Turquía. La población está organizándose y resistiendo con muchos diferentes métodos de lucha desde exposiciones itinerantes hasta luchas barricadas en contra la política estatal de demolición. Por ejemplo el centro cultural BEKSAV organizó un programa cultural del 20 al 27 de julio bajo el lema "resistencia en el barrio, arte en la calle" en contra de las demoliciones de casas. El 27 de julio, la Coordinación del Pueblo Trabajador contra las Demoliciones de Casas organizó una conferencia en Okmeydani, Estambul bajo el lema "conferencia por el derecho a la vivienda" y participaron representantes viniendo de muchos barrios bajo riesgo de demolición como también de organizaciones democráticas. Intercambiaron experiencias y discutieron varios problemas en el contexto de las demoliciones de casas inminentes, entre ellos problemas de salud, la necesidad de organizarse a nivel internacional en la lucha por el derecho de la vivienda, que fue subrayado sobre todo en el discurso de Cesare Ottavini, representante italiano de la Alianza Internacional por el Derecho de Viviendas y también el papel de las mujeres en la lucha contra la demolición. La Coordinación del Pueblo Trabajador contra las Demoliciones de Casas, que fue fundado tres años atrás, decidió en la conferencia de cambiar su nombre en "Coordinación por el Derecho de Viviendas" y muchos propuestas de acciones futuras fueron aprobadas. Entre ellos el apoyo y la participación en organizaciones internaciones, el desarrollo de la lucha contra las demoliciones de casas durante las próximas elecciones comunales y hacer conocido el problema entre los trabajadores a través de distintas materiales de información como también la creación de comités en los barrios bajo el riesgo de demolición.
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