Aunque Musaví encabeza el movimiento de protesta de las masas por ahora, en realidad, él trata de frenar el movimiento ya y advierte el régimen sobre el movimiento que sigue aumentando; y tiene razón para tener miedo, porque además de las irregularidades durante las elecciones, hay muchas más razones de las actuales protestas en Irán y el hecho es que la lucha social está creciendo por años. 01 Julio 2009 /Boletín Internacional / N° 83
Desde la 10 ª elecciones presidenciales del 12 de junio, las manifestaciones más grandes de los últimos 30 años sacuden Irán y, por supuesto, todo el mundo comenta los acontecimientos desde su propio punto de vista. Aunque las elecciones han sido el punto donde se estallaron las protestas masivas, las protestas no se limitan a las recientes elecciones, pero en primer lugar son la expresión de la ira del pueblo iraní acumulada durante décadas contra la opresión y explotación brutal del régimen reaccionario. Los EE.UU. y los imperialistas europeos, antes de todo Obama, Brown, Merkel y Sarkozy, comenzaron una vez más a montar el show de la falsa defensa de la democracia expresando que tengan serias preocupaciones acerca de las alegaciones de fraude electoral y condenando la represión del régimen de los Mullahs en contra de la oposición. Obviamente, no están preocupados por los derechos y libertades del pueblo iraní, pero desilusionado del hecho que el candidato independiente Mir-Hosein Musaví no ganó las elecciones. Independientemente de la cuestión de sí los EE.UU. y los imperialistas europeos apoyen directamente a Musaví o no y del hecho que tratan de aprovechar del movimiento de las masas por sus propios intereses, obviamente Musaví es su candidato. Él defiende el acercamiento a los EE.UU. y Europa, lo que significa abrir las puertas a las inversiones de la UE y los EE.UU. Por otro lado, algunas fuerzas de izquierda afirman que no hubiera ninguna irregularidad en las elecciones y que todo el movimiento de protesta fuera completamente organizado por los EE.UU. y el imperialismo europeo con el fin de derrocar al gobierno de Mahmud Ahmadineyad, que no acepta todas las imposiciones de los EE.UU. y de los imperialistas europeos. Sin embargo, este punto de vista no toma en cuenta el carácter reaccionario del régimen iraní y niega el carácter progresivo de la lucha popular por los derechos democráticos y por las libertades. Confunden la oposición de Ahmedineyad contra los EE.UU. y los imperialistas europeos con el antiimperialismo y olvidan sus relaciones estrechas con China y Rusia, que también son fuerzas imperialistas, así como la brutal opresión nacional y social de la clase obrera, los trabajadores, la juventud, las mujeres, los kurdos, los azerbaijanos, los árabes, los beluchos y otras minoridades nacionales. Es cierto que Musaví, que se presenta como el hombre de las reformas y de la democracia en la prensa de los EE.UU. y de Europa, es un hombre del régimen. Fue el Primer Ministro del país en los 1980s y estaba entre los responsables de la muerte de 40.000 personas, entre ellas muchos revolucionarios, durante su mandato. En los años en que jugó un importante papel político, cada día 10 a 100 personas de la oposición fueron asesinados. Su comprensión de las reformas no incluye la democracia para el pueblo, sino sólo la colaboración más estrecha con el imperialismo yanqui y europeo y vender el país a los imperialistas. Por lo tanto, el conflicto entre los dos candidatos a la presidencia es una lucha interna por el poder y no es un conflicto entre la reacción y la democracia. Al contrario a lo que los EE.UU. y los imperialistas europeos tratan de convencer a todo el mundo, los numerosos problemas sociales y políticos en Irán no hubieran sido resueltas si Musaví hubiera ganado las elecciones. En todos casos, las elecciones no fueron democráticas, en primer lugar, porque los candidatos tienen que ser aprobados por el Consejo de la Guardia y así los candidatos democráticos y progresistas están excluidos de la participación desde el principio. Sin embargo, el hecho de que Musaví no es muy diferente de Ahmedineyad en términos de los derechos y libertades democráticos no cambia el carácter democrático de los recientes movimientos de protesta contra el régimen iraní. Después del anuncio de los resultados de las elecciones (Ahmedineyad: 63 % y Musaví: 34 %), las protestas se extendieron rápidamente desde Teherán a todo el país y se estallaron enfrentamientos militantes. A pesar del asesinato de muchas personas en los enfrentamientos y de las detenciones masivas, los trabajadoras no se retrocedieron, al contrario, siguieron gritando "¡Muerte a la dictadura!" y otras consignas. Aunque Musaví encabeza el movimiento de protesta de las masas por ahora, en realidad, él trata de frenar el movimiento ya y advierte el régimen sobre el movimiento que sigue aumentando; y tiene razón para tener miedo, porque además de las irregularidades durante las elecciones, hay muchas más razones de las actuales protestas en Irán y el hecho es que la lucha social está creciendo por años. La iniciativa de los obreros a celebrar el 1 de Mayo en Teherán este año, varios intentos de formar organizaciones sindicales, las huelgas, las crecientes acciones del movimiento estudiantil y el movimiento democrático de las mujeres son algunos ejemplos del movimiento social aumentando en Irán, junto con las acciones parcialmente armadas del movimiento nacional kurdo y con los movimientos de los árabes, azerbaijanos y beluchos por los derechos democráticos y nacionales. La crisis económica mundial ha puesto a los trabajadores en una situación más difícil y ha producido muchas protestas. Aumenta la desocupación por un lado y los precios -sobretodo los precios de alimentos - por otro lado. Es la tarea de las fuerzas revolucionarias y del movimiento comunista internacional apoyar este movimiento democrático y tratar de aumentar su nivel sin dejar la iniciativa ni a los EE.UU. y Europa como falsos defensores de la democracia ni al régimen reaccionario de los Mullahs. Lo más esencial en los acontecimientos en Irán es que millones de personas salieron a las calles sin tener miedo de la represión y de la muerte, protestaron contra el régimen reaccionario iraní y exigieron los derechos y libertades democráticos, y si esto crearía mejores condiciones por la lucha popular, sin duda este movimiento tiene un carácter democrático.
|