Por lo tanto, no se caye a las fuerzas revolucionarias y comunistas defender ni un dictador como Gadafi ni una agresión imperialista sangrienta tal como la guerra de la OTAN en Libia, sino mostrar toda su solidaridad y apoyo al pueblo libio en su camino de liberarse tanto de los regímenes reaccionarios como de la dependencia del imperialismo y la ocupación. 01 Noviembre 2011 / Boletín Internacional / N° 110
Las insurrecciones populares que empezaron en Túnez por los fines de 2010 dieron impulso a una fuerte oleada de los movimientos revolucionarios populares y una lucha de masas por las demandas democráticas en varios países de África del Norte y en la península árabe. En libia, la situación es diferente. Allí, el movimiento de protesta ha desarrollado desde el principio bajo el control de las fuerzas reaccionarias desde adentro y afuera del país y se convirtió en una guerra civil reaccionaria a la cual siguió la agresión imperialista. A pesar de las demandas democráticas legitimas contra el régimen de Gaddafi y la ira acumulada de los obreros, trabajadores y la juventud inspirados también por las rebeliones por todas partes de la región, el movimiento de la oposición no era un movimiento progresista basado en el propio pueblo de Libia sino fue dominado desde el primer momento por los lideres tribales y por las fuerzas monárquicas y religiosas tales como el orden de Senusi. Este movimiento empezó en el Este del país donde los seguidores de la monarquía libio que fue derrocada por un movimiento bajo el liderazgo de Gadafi en 1969 están tradicionalmente fuertes. Sin embargo, la fuerza principal detrás de las protestas siempre ha sido el imperialismo mismo. Así, no nos sorpresa cuando el ministro de los asuntos exteriores de los EEUU Hillary Clinton propuso dar armas a los "rebeles" aun en las primeras horas de la rebelión. El hecho que la oposición libia y su Consejo Nacional Tradicional (NTC) que fue formado en el febrero de 2011 adoptaron oficialmente la bandera del ex-rey da una idea sobre su contento política que no esta orientado a la democracia en la realidad ni siquiera en el sentido burgues. Además, el presidente del NTC Mustafa Abdul Dschalil, ministro de la justicia en el régimen de Gadafi, anuncio durante la proclamación de la "liberación total" de Libia el 23 de octubre que la Sharia será la base de todas leyes en Libia. No es necesario decir, que la situación actual en Libia no tiene nada que ver con la liberación, pero es una ocupación clásica del imperialismo seguida por un régimen títere al servicio de los intereses imperialistas. Estos intereses son el petróleo, por un lado, pero tal vez aún más alla el intento de establecer una base fuerte en la región -que se escapa más y más fuera de control imperialista - con el fin de detener la ola de revueltas. Ante las manipulaciones obvias de los imperialistas y la intervención militar que destruye la gran parte de la infraestructura y mata a decenas de miles de personas, incluso algunas fuerzas progresistas y revolucionarias del mundo defendieron "el mejor de dos males" no viendo que no hay nada que elegir entre los regímenes reaccionarios colaboracionistas y los poderes imperialistas. A pesar del hecho que Gadafi nacionalizó el petróleo en el pasado, luego volvió a privatizar la grande parte de la economía de Libia en favor del imperialismo y especialmente durante los últimos años tenía buenas relaciones políticas y económicas con el imperialismo, en primer lugar, con Italia y Francia. Caracterizar al dictador colaboracionista Gadafi, que era un nacionalista burgués influenciado por el nasserismo en un periodo, como "anti-imperialista" tiene nada de una lógica. Sin embargo, esto no significa, naturalmente, que se pueda apreciar o infravolar la intervención imperialista. Por el contrario, se nos escaparía el hecho de que el objetivo principal del ataque a Libia no era ni el derrocamiento del dictador Gadafi ni poner fin a la guerra civil en Libia, pero la liquidación de la ola de levantamientos de los pueblos en el Medio Oriente y la tarea importante de las fuerzas revolucionarias y comunistas internacionales es defender este bastión de la resistencia de los pueblos árabes y del Medio Oriente. Por lo tanto, no se caye a las fuerzas revolucionarias y comunistas defender ni un dictador como Gadafi ni una agresión imperialista sangrienta tal como la guerra de la OTAN en Libia, sino mostrar toda su solidaridad y apoyo al pueblo libio en su camino de liberarse tanto de los regímenes reaccionarios como de la dependencia del imperialismo y la ocupación. Gaddafi fue linchado el 25 de octubre por los esbirros del imperialismo. Hubiera sido el derecho del pueblo libio -y no de los imperialistas y sus nuevos colaboradores- castigar al dictador Gadafi en un juicio como lo que él mereció por haber saqueado y oprimido al pueblo durante largos años en colaboración con el imperialismo.
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